Un retraso en la educación daña el crecimiento del niño disminuyendo su nivel de actividad mental. Los momentos críticos, las mejores energías para el desarrollo no se tienen en cuenta en el momento apropiado. Trabajamos bajo la falsa impresión de que el niño es naturalmente inepto y deficiente. Conducimos la mente del niño por canales estrechos atrofiando y deformando su mente hacia la mediocridad. Sí el niño se desenvuelve en los rígidos moldes del hogar y la escuela el resultado será una permanente mutilación de su originalidad y genio”
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