AMPAUPA AJEDREZ ANDALUZ
LA MEJOR JUGADA
Navegando por internet me encontré esta asociación de padres de ajedrecistas: Asociación de Madres y Padres Andaluces Unidos Por el Ajedrez, fundada a mediados de 2009 Es muy similar su logo, al nuestro, que fue un regalo a nuestra asociación de Fabio Bettiol, creador de la pagina www.enrocate.com por ahí del año de 1998. Tiene tanta silmilitud al nuestro, que debe ser obra también de Fabio.
Logo ANPA
http://www.ampaupa.zobyhost.com/index.php/historia
Un segundo con la diosa Caissa, Reina de ajedrez.
Has superado el miedo. Lograste vencer tu primera dificultad. Con un sobresalto inicial, tu gigante corazón de niño ha decidido afrontar el reto. Con un nudo en la garganta y mariposas en el estómago has ocupado tu puesto. Tu mano, insegura y casi temblorosa, estrecha la de tu rival quien es a su vez tu amigo, tu compañero, un niño como tú.
Tras un momento, la partida empieza. Mientras el nudo se desata y las mariposas duermen tus ideas despiertan. Por fin notas que el susto valió la pena. Estas haciendo lo que te gusta, estás en juego. Con mucha cautela has empezado a mover tus piezas, aún dudoso. Luego de algunos errores y algunos aciertos te das cuenta que también tu rival acierta, y se equivoca. El reloj no se detiene, estás en el medio juego. Al ver la posición te complicas, no sabes que hacer. Miras alrededor como buscando una sugerencia, como pidiendo ayuda. Por fin consigues lo que buscabas: cruzas la mirada con tu entrenador, quien desde lo lejos te observa, confiado. Sin embargo, no hay palabras. Él dentro de sí sabe que tú tienes las respuestas, que debes encontrarlas. Eso es lo que te ha dicho, solo con mirarte. El juego sigue: cambio de piezas, clavada, ataque doble. Comenzó el final. De pronto, una tenue luz brilla sobre el tablero, has visto algo.
Tu corazón comienza a latir tan fuerte que crees escucharlo retumbando en los rincones de la sala de juego. Tus pies, que no habían cesado de moverse desde el comienzo, han quedado paralizados bajo la mesa, como de piedra. Tus ojos inquietos, casi delatores, con silenciosos gritos anuncian que viste la jugada, el mate. Tu rival, agazapado en su tristeza, intenta evitar un final cuyo resultado ya parece conocer. Sin más que hacer, pulsa su reloj y comienza a andar el tuyo.
Tras analizar por última vez la posición te preparas : la próxima jugada es mate!. Eres pequeño y la pieza está lejos por lo que debiste abandonar tu silla y ponerte de pie para alcanzarla. Levantas tu mano para tomar la pieza…
Allí parado, con tu mano en alto, y sin que lo hayas notado, en ese preciso instante Caissa extendió su mano para tocar la tuya. Sus cristalinos ojos, desbordantes de alegría, se posaron sobre ti para dar la bienvenida al más nuevo de sus súbditos. No era tu corazón el que escuchaste latir sino el de ella, que pleno de alegría palpitaba con amor de diosa, con amor de madre. Ahora tus manos no tiemblan, ya tus pies no se mueven. Caissa se inclinó y besó tu frente. Posando su mano en tu cabeza te dio su acogida a su reino de caballeros y damas que ella preside desde hace milenios. Tras un segundo, la diosa se retiró, aún mirándote, imponente…
Aún de pié, bajaste tu cabeza como haciendo una reverencia a su majestad. Hiciste la jugada y detuviste los relojes. Tu voz segura y confiada pronunció la palabra de los campeones: Mate.
Ella se detuvo un momento para verificar que su más joven caballero estrechara la mano de su amigo vencido, y así sucedió. Asintió sonriendo y complacida se retiró, como una reina.
Quizás tu emoción te impidió ver lo sucedido. Yo estuve allí y definitivamente lo ví. Ese interminable momento que para mí duró solo un segundo, para ti durará toda una vida. En adelante amigo, en cada partida, antes de mover la última pieza, abre tus ojos y mira hacia arriba, allí encontrarás sus ojos. Espero que tengas suerte y como yo, puedas verla algún día. Ella estará siempre allí, a tu lado.
Fabio Bettiol.
Dedicado a mi joven amigo Andrés Machado quien recientemente entró al reino de Caissa por la puerta grande del castillo: Caballero… batallador... victorioso.
Desde aquí un saludo fraternal a Fabio Bettiol
Dr. Gabriel Capò Vidal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario